Otoño

Buscabas el otoño

en una ráfaga

o en una pisada

y, después de todo,

fincaba dentro

su hojarasca.

Por más que discurran,

los pensamientos

caducan siempre

y las cavidades

de tu corazón

deshojan sus ecos

con cada latido.

No para de enfriarse

tu agostado magma

en un domo prestado.

Una carta a Milena

Kafka. Su canticio
de ayes brunos
es abrasador

pero enseña
la felicidad:
sacar la mayor
dulzura posible
sin impugnar
la enfermedad.

Despedazar
una única caldera
del infierno
solo conduce
a consumirse
en la masa ardiente
que se derrama.

Túmbate en el jardín
mientras puedas.
El infierno conservará
todo su esplendor.

Élan

No hay misterio como el de

la piel que domeña un géiser.

Agua pasada

El curso de esta rivera
es su único consuelo.
Zahiere y depura
los remordimientos del cauce.

Monición

Deja de hacer trompos

para justificar tu tiempo.

Cierra los ojos y aguarda.

La verdad será música.

Teleología

 ¿Y si la libertad no es

una lluvia fina y muda

o un maná impreciso,

tan solo un súbito vergel

en medio de esta paramera?

 

Escudriñas un creador

con los sentidos puestos

en los dones más altivos,

en las hebras del destino.

Y descuidas la tibieza

de los apósitos sentimentales.

Pero la madre tierra te cobija

(y perdona tus ofensas).

Covid-19

Mujeres y hombres

embozadas

cuidan de
hombres y mujeres
amenazados,
mientras el aire y la luz
escudriñan los dominios
ávidos de sombras
y de palabras.

Parapetados,

admiradas,

lloramos con aplausos
el límite de su denuedo.

Píos deseos II

Renuncio a ser poliedro.
Aprecio más la comba
de mis sueños.
La decrepitud se alisa
a lomos del deseo.