domingo, 21 de marzo de 2010

Pragmalingüística

De tu gusto de acíbar indulgente
nace mi calentura, son tus flujos
el néctar de mi excitación larvaria.

Cautivan sus turbias ensoñaciones.

Me complace revisitar los pliegues,
los vanos del jardín de las delicias,
y contener el curso de los cielos
en mis papilas, en los diminutos
intersticios de un húmedo vacío.

Segregas una mixtura agridulce
que saboreo sin prisa ni hartazgo
en los perfiles de tu ingravidez.
Te corres, la vida se desbarata
en una atávica danza del vientre,
es el fin de la gris convalecencia.

Apuro tu mar, rehaces mi sangre,
sorbo hasta el último de tus dominios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario